Las fórmulas magistrales consisten en medicamentos preparados artesanalmente por los propios farmacéuticos de carácter individualizado según las necesidades de cada uno de los pacientes. Tradicionalmente era una labor común y ha conseguido ser uno de los servicios más representativos de la profesión farmacéutica.
La fórmula magistral es una adaptación total de un medicamento.
Las fórmulas magistrales se llevan a cabo de acuerdo con las dosis que prescribe un médico según la situación particular de cada uno de los pacientes. Una fórmula magistral es una adaptación total del medicamento. Cuenta además con el valor añadido de poder elegir el formato del medicamento. Y es que las fórmulas magistrales pueden ser fabricadas del formato que se desee, favoreciendo la ingesta de éste según los deseos del paciente. Es habitual hacerlo para pacientes como niños o personas cuya enfermedad les pueda reportar dificultad para tomar ciertos medicamentos. De la misma forma es común el tratamiento a través de fórmulas magistrales en pacientes que presentan intolerancia o efectos irritantes a alguna sustancia o excipiente que forma parte del preparado comercial, en especial en personas con enfermedades dermatológicas. Jarabes, cremas, lociones,…
Una fórmula magistral al igual que los medicamentos industriales cuentan con su debido etiquetado y toda la información necesaria, similar a la que contiene un prospecto de una especialidad. El paciente siempre es informado in situ de todos los elementos relevantes sobre el tratamiento, como puede ser la duración del tratamiento, las condiciones de administración y los datos de interés para un posible uso a posteriori.
Además de tener muy en cuenta en cada una de las fórmulas magistrales la receta médica preescrita por el responsable, el farmacéutico se preocupa por cada una de las fases de elaboración y control de calidad que garantiza el rigor de los procedimientos que ejecuta.
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